El fútbol europeo tiene una desigualdad cada vez más grande entre los equipos. Y si bien tanto la UEFA como las ligas nacionales han introducido reglas para el control financiero de los clubes, estas no tienen nada que ver con nivelar el terreno de juego.
Hoy quiero que veamos en qué consiste el fair play financiero de la UEFA, por qué no sirve para crear torneos más competitivos y cuáles son las lecciones que podemos aprender de otros deportes para acercarnos a ese objetivo.
Empecemos por el principio. ¿Qué es el Fair Play Financiero? Se trata de un cuerpo de reglas que deben cumplir todos los clubes que participen en competiciones masculinas de la UEFA. Su objetivo es conseguir que estas instituciones sean financieramente sostenibles y mantengan sus costes bajo control. Dicho en español, que no despilfarren todo el dinero en las estrellas del momento.
Estas pautas afectan distintas métricas financieras del club, pero la más relevante es aquella que considera el nivel de gasto en jugadores. La norma actual dice que los clubes no pueden destinar más del 70% de sus ingresos al pago de transferencias, comisiones de agentes y salarios de esos futbolistas.
Aunque, debido a que hoy en día muchos están lejos de cumplir esa meta, el porcentaje se incrementó al 90% para esta temporada, será del 80% para 2024-2025 y recién desde 2025-2026 se establecerá la obligatoriedad con respecto al 70%.
La UEFA declara haber tenido un gran éxito desde la introducción de normas financieras hace más de una década. Ahora bien, como les dije al principio, no tiene nada que ver con la brecha económica que existe entre los equipos. Y si bien esto no es un problema en sí mismo, esa diferencia luego se materializa en el campo de juego. Está comprobado que, en promedio, ganan los que más gastan. Y allí sí tenemos un inconveniente.
En este sentido, las reglas financieras no dicen "todos tienen que gastar lo mismo", sino que dicen "todos deben gastar del dinero que generan". Y ese es el punto. La disparidad en cuanto a la generación de dinero es abismal, lo que luego se traduce en diferencias en el nivel de gasto en jugadores, lo que conlleva finalmente a partidos menos atractivos. Además, el círculo entre gasto en jugadores, buenos resultados y mayores ingresos es cada vez más difícil de romper.
A largo plazo, esto tiene un impacto negativo en la competitividad del campeonato. No hay nada menos interesante que un resultado altamente predecible. Y esto también termina afectando a los grandes clubes. Porque partidos poco interesantes llevan a menos audiencia, lo que hace que el torneo eventualmente genere menos ingresos y que, por lo tanto, la torta a repartir sea tan pequeña que aunque los clubes grandes se lleven casi todo, será insignificante.
En esta línea, una de las fortalezas de la Premier es que tiene muchos equipos parejos. Y si bien todos cuentan con inversores privados que hicieron grandes desembolsos de dinero, es una de las ligas que reparte de manera más equitativa los derechos televisivos. Mientras que el primero de la Premier (Manchester City) se llevó un 70% más que el último (Southhampton), el primero de La Liga (Barcelona) cobró un 255% más que el último (Elche).
Ahora me gustaría hacer un pequeño descanso del fútbol y mirar lo que ocurre en otros deportes. Particularmente, en la NFL de Estados Unidos. Más allá de que se trata de la liga más lucrativa sobre la faz de la tierra, tiene un sistema muy interesante con respecto a la distribución de los ingresos y el gasto en jugadores.
En primer lugar, su fuente de facturación más importante son los derechos televisivos. La liga genera unos 11.000 millones de dólares al año por esta vía. Para que tengan una idea del número, es más de lo que consigue la Premier League, La Liga, Bundesliga, Serie A y Liga 1, combinadas.
Pero lo interesante es que la NFL toma ese dinero y lo distribuye en partes iguales entre las 32 franquicias participantes. Es decir, cada una se embolsa alrededor de 340 millones de dólares sin hacer nada. No importan ni los resultados ni cuánta gente las mire. Todas reciben lo mismo. Una clave para que esto sea posible tiene que ver con el hecho de que no cuentan con descensos y ascensos. Los equipos no tienen la presión de ganar a cualquier precio para mantenerse en la categoría y consiguen una mayor estabilidad para proyectar hacia el futuro.
El otro punto llamativo de la NFL tiene que ver con los sueldos de los jugadores. La liga impone a las franquicias lo que se conoce como un límite salarial duro. Es decir, un número del cual ningún equipo, bajo ninguna circunstancia, puede excederse. Ese monto fue fijado en 255 millones para la próxima temporada. Esto implica que, por más que las franquicias estén dispuestas a gastar todo su dinero en los mejores deportistas, no pueden hacerlo.
Fíjense que, únicamente con lo que ingresa por televisión todas cubren sus gastos en jugadores y les sobran unos 100 millones. A ese dinero tenemos que sumarle lo que generen por el estadio y los acuerdos comerciales. El ingreso promedio de una franquicia de la NFL ronda los 600 millones. Por lo que, requieren menos del 45% de su facturación para cubrir el gasto en deportistas.
Al final de cuentas, el hecho de que los ingresos no difieran tanto entre equipos y que todos tengan la misma billetera para contratar jugadores genera una liga mucho más competitiva.
E incluso, en última instancia esto también impacta en su salud económica y capacidad de generar ganancias. Según Sportico, en la temporada 2021-2022 todas las franquicias de la NFL obtuvieron ganancias superiores al Manchester City, que fue el equipo con el mejor resultado económico de la Premier League. Mientras que el City lo hizo por 59 millones, Buffalo Bills, el peor equipo de la NFL, consiguió 65 millones. En la primera posición se encuentran los Dallas Cowboys, alcanzando ganancias de 460 millones.
Ahora supongamos que los dirigentes de las principales ligas de fútbol del mundo leen este artículo de El Negocio del Deporte y dicen "qué interesante idea, la pondremos en práctica". ¿Cuál es el problema? ¿Por qué una liga de fútbol no puede hacer esto? Esencialmente, por la misma razón que lo hace un mercado tan valioso: su alcance global.
La Premier League no es el único campeonato de fútbol del mundo y el movimiento de jugadores entre ligas es bastante fluido. Por lo que, si se ponen en plan "aquí tenemos un tope a lo que cobra un deportista", las estrellas simplemente mirarán al torneo de al lado que, sin problema alguno, está dispuesta a gastarse hasta lo que no tiene para atraerlos a sus equipos.
De alguna manera, el mercado del fútbol está caracterizado por tres aspectos:
La mano de obra tiene libre movilidad. Como dijimos recién, los jugadores pueden pasar casi sin inconvenientes de un club a otro.
El talento es escaso. El mundo no está repleto de Messis y Mbappés. Por lo que, tener a uno de ellos marcará la diferencia.
La demanda por ese talento es increíblemente alta y está fragmentada. Cada vez más clubes se suman a la lucha por futbolistas y no existen muchas colaboraciones entre ellos para contener el precio que pagan por los jugadores.
El resultado es que la mayor parte del valor económico de la industria del fútbol termina en manos de los jugadores.
La NFL, en cambio, puede contener esto porque 1) Todas las franquicias se pusieron de acuerdo en cuál es el tope a gastar; y 2) Por más bajo que sea ese tope en relación a los ingresos de la liga, no hay otro torneo de fútbol americano que pueda ofrecer mejores salarios.
Aunque, para cerrar, me gustaría marcar que si hay una liga de fútbol que puede realizar algunos cambios en esta línea, esa es la Premier League. De hecho, a finales del año pasado se comentó que los dirigentes estarían considerando introducir un límite salarial al estilo NFL. Es decir, un número fijo y no algo variable a lo que factura cada club.
La pregunta del millón es sí, en caso de introducirlo, conseguirán retener a los mejores deportistas. Porque para que la Premier siga siendo la Premier, los jugadores deben querer jugar allí. Ya sea porque el límite salarial es lo suficientemente alto como para que, aún así, ninguna liga pueda competir económicamente, o porque tienen otros incentivos para quedarse.
Aunque, viendo el pasado, constantemente tienden a aparecer nuevas entidades que compran clubes o buscan desarrollar competencias y están dispuestas a gastar lo que haga falta para conseguirlo. Quizás el caso más reciente es el de la liga árabe, firmando contratos históricos para jugadores como Ronaldo, Benzema y Neymar.
Pero, si hay algo que está claro, es que los jugadores son los grandes ganadores de la industria del fútbol, y que varias cosas tienen que cambiar para que los clubes mejoren su rentabilidad y competitividad de cara a los próximos años.
Santiago.