El fútbol es el deporte con más fanáticos sobre la faz de la tierra y las marcas lo saben. Pagan millones para figurar al frente de los principales equipos del mundo. Sin embargo, esto no siempre fue así. Hoy quiero contarles la increíble historia del primer club de fútbol que tuvo un sponsor en su camiseta. Es una lástima que haya elegido un título tan sugestivo.
Todo comenzó con la Bundesliga en 1971. Una temporada marcada por la corrupción y el arreglo de partidos. Verán, en la última fecha de aquel año tanto el Offenbach como el Bielefeld se jugaban el descenso. Mientras que el primero perdió su partido, el segundo se impuso frente al Hertha y condenó al Offenbach a la relegación.
Lo interesante ocurrió al día siguiente, en la fiesta de cumpleaños número 50 del presidente del club descendido. Al parecer, en medio de la reunión, el anfitrión reprodujo grabaciones que demostraban que el Bielefeld había ofrecido dinero a los jugadores del Hertha para que se dejaran perder y así mantener la categoría.
A raíz de esta evidencia, la federación alemana inició una investigación a lo largo y ancho de toda la liga. El descubrimiento fue increíble: lograron comprobar que, al menos 10 partidos de la temporada habían sido arreglados. Esto desembocó en sanciones para dos equipos, 52 futbolistas, dos entrenadores y seis directivos. Una verdadera carnicería.
Ahora bien, ustedes me dirán, qué demonios tiene que ver todo esto con los sponsors de las camisetas. Esencialmente, el escándalo tuvo un impacto económico tremendo tanto en la liga como en los clubes. La asistencia a los estadios -la principal fuente de ingresos por aquel entonces- bajó sustancialmente debido a la pérdida de credibilidad en los partidos. Y como dice el refrán, la necesidad es la madre de la invención.
Uno de los equipos más afectados por este escándalo fue el Eintracht Braunschweig. Si bien el club en sí no fue sancionado, 16 de sus jugadores fueron declarados culpables de haber cobrado algún tipo de soborno a lo largo de la temporada.
Esto, sumado a las deudas que tenía el club por varios millones de marcos alemanes, lo puso en una situación extremadamente delicada. Estaba desesperado por el dinero que pudiera mantenerlo compitiendo en la primera categoría alemana.
¿Y saben qué empresa tenía su fábrica a las afueras de Braunschweig, a menos de 20 kilómetros del club? Sí, Jägermeister. Además, el presidente del Eintracht, Ernst Fricke, era muy amigo de quien dirigía la compañía de la bebida alcohólica, Günter Mast. Lo que ellos no sabían, era que cambiarían el fútbol para siempre.
Cuenta la historia que Mast no era una persona apasionada por los deportes. De hecho, en una entrevista declaró que apenas si podía identificar cuando una jugada había terminado en gol.
Sin embargo, era una persona muy observadora y en una fiesta que organizó en su casa descubrió el potencial que tenía el fútbol. Sucedió que, en medio de la reunión, todos los invitados lo abandonaron en el patio para pegarse al televisor y ver jugar a la selección nacional. Allí se dio cuenta cómo este deporte tiene la capacidad de captar la atención de tanta gente de manera tan intensa.
Una vez que Mast decidió que su marca debía aprovechar al fútbol, se contactó con su amigo Fricke para pensar cómo podían trabajar juntos. De esa manera, a mediados de 1972 ambos plantearon ante la federación alemana la posibilidad de que Jägermeister se convierta en el sponsor oficial del club. Esto consistía principalmente en ubicar el logo al frente de la camiseta. A cambio, el Eintracht obtendría el tan preciado dinero que necesitaba para sobrevivir.
Para sorpresa de nadie, la propuesta fue rechazada por parte de la liga y el acuerdo inicial de patrocinio quedó truncado. En aquel momento, la mayoría de las federaciones se oponían a este tipo de acuerdos dado que creían que mancharía la reputación del deporte. Los árbitros tenían la estricta orden de no comenzar el partido si veían que el Eintracht salía a la cancha con el logo de Jägermeister en su pecho.
Lo que la liga no tuvo en cuenta fue el nivel de ingenio y persistencia que estas dos personas podían tener para conseguir su objetivo. En esa búsqueda de una veta que les permitiera hacer el cambio, notaron que el escudo del club no era muy diferente al logo de la bebida alcohólica. Entonces, si lo único que está permitido mostrar en la camiseta es el escudo, hagamos que este sea el logo de la compañía y ya está.
Aunque, a Jägermeister no le servía que el dibujo apareciera tan pequeño como lo hacían los escudos del resto de los equipos. Lo necesitaba bien grande para que las personas en las gradas y los pocos televidentes pudieran distinguirlo. Por lo que, la propuesta venía acompañada de una estampa de 18 centímetros de diámetro en el medio de la camiseta. Exactamente igual a cómo se ven los sponsors hoy en día, pero en este caso siendo el emblema oficial del club.
Finalmente, después de un largo ida y vuelta legal, la federación alemana no logró frenar el cambio más allá de reducir el diámetro máximo a unos 14 centímetros. El Eintracht consiguió cambiar su escudo. Los fanáticos ya no se identificarían con su histórico león, sino con el ciervo de Jägermeister.

En el primer partido que jugó con su nuevo logo, antes de comenzar el encuentro, el árbitro se ocupó de medir el dibujo y asegurarse de que no superara los 14 centímetros.
De esa manera, el primer contrato de sponsoreo en una camiseta de fútbol fue firmado. La oferta económica consistió de 500 mil marcos alemanes a lo largo de 5 temporadas. Esto serían unos 250.000 euros en aquella época. Ajustado por inflación, estamos hablando de unos 957.000 en la actualidad. Es decir, casi 200.000 euros al año (apenas un 0,3% de lo que vale el contrato del Real Madrid con Fly Emirates).
Aquel año, viendo que los fanáticos no reaccionaron tan mal como pensaban, y con el resto de los equipos igual de necesitados a nivel económico, la federación permitió la incorporación de las marcas como sponsors. Rápidamente, clubes como el Eintracht Frankfurt, Fortuna Dusseldorf y HSV firmaron contratos similares. El Eintracht Braunschweig, por su parte, añadió la palabra “Jägermeister” debajo del logo que había colocado previamente.
El resto es historia. La televisión se encargó de que el negocio explotara. Como vimos recién, hoy esos contratos superan los 50 millones de euros para los principales equipos del mundo.
Ernst Fricke y Günter Mast cambiaron el fútbol para siempre.
Nos vemos la próxima.
Santiago.
PD: El sponsoreo funcionó también para Jägermeister que Mast se postuló para presidente del Eintracht en 1983 con la intención de cambiar el nombre del club a Jägermeister Braunschweig. Estuvo increíblemente cerca de conseguirlo. Un año después, en 1984, se fundaría la compañía que sí llegó a tener su nombre en un club (en varios, de hecho): Red Bull.